jueves, 18 de noviembre de 2010

Los Cimientos del Éxito

Nunca había hablado de este tema... hasta ahora.
Este Domingo a las 10.30 hrs. en Alameda 1750, Les espero!!!
Alas 18:00 hrs en RDI Maipú.


QUEDAN POCOS DÍAS PARA MI PRÓXIMA CONFERENCIA
NO TE LA PIERDAS!!!

Los Cimientos del Éxito

(Extraído de mi Libro próximo "Piensa como el Rey Salomón")

En las sociedades antiguas, las casas habitualmente se construían sin cimientos. No obstante, los constructores aprendieron por fin una dura lección: que si bien las construcciones ofrecían refugios en el buen tiempo, no eran fiables cuando llegaban las tormentas. De hecho, los temporales solían destruir comunidades enteras.

En la actualidad, a ningún arquitecto se le ocurriría diseñar un edificio sin los cimientos. Ellos otorgan a la construcción la integridad sobre la que encuentra sustento el conjunto de la estructura. Sin unos cimientos sólidos, no se puede construir nada importante, si lo que se pretende es que dure.

Lo mismo sucede en la vida personal. También en los negocios. Y, sin embargo, la mayoría de los adultos construye su vida y negocios sin cimientos firmes. Uno de esos cimientos es la sabiduría.

Mejor es adquirir sabiduría que oro fino, y adquirir inteligencia es preferible a la plata.

Proverbios 16:16.

No necesitas un alto coeficiente intelectual para hacerte sabio.

Conocí el diálogo de dos amigos. Uno era el jefe del equipo de los ingenieros que diseñó y construyó el procesador central del computador más avanzado de todo el mundo en 1976. Mientras le mostraba los avances de su ingenio, afirmaba con orgullo que estaba en condiciones para recibir a más de mil millones de bytes de información por segundo. Su amigo preguntó: “¿Cuántos bytes de información puede recibir y procesar simultáneamente?”.

Un poco desconcertado, el ingeniero respondió: “Bueno, solamente uno”. Volvió a preguntar el amigo: “¿Qué pensarías de un computador que pudiera recibir y procesar millones de bytes simultáneamente?”. “Eso es imposible”, respondió.

El cerebro humano procesa más de 2 millones de bytes de información en forma simultánea, solo en cada ojo. Añádase todos los demás bytes que procesa de los otros cuatro sentidos y toda la información que recibe desde los órganos y de las células de todo el organismo, y el número se elevará a decenas de millones de bytes simultáneamente.

¿Que quiero demostrar? Que cada uno de nosotros dispone del computador más avanzado del mundo. Sólo necesitamos el software adecuado. Y Salomón ofrece el mejor sistema que jamás se haya diseñado: lo llama sabiduría.

El CI o el nivel de inteligencia general es algo con lo que todos nacemos. Pero no hace falta tener un alto CI ni ser un académico erudito para adquirir sabiduría.

Muchos genios se han comportado de forma ciertamente necia y los eruditos mejor formados del mundo no tienen mejor historial en el campo de la felicidad personal o del éxito material que el resto de los seres humanos.

La mayoría de las personas que han obtenido los mayores logros en el mundo no eran necesariamente eruditos ni genios, pero en momentos cruciales de su vida adoptaron decisiones sabias que catapultaron sus logros desde la mediocridad a las estrellas.

Alcanzar la verdadera sabiduría proporciona unos cimientos sólidos desde los cuales podrás tomar decisiones sabias durante el resto de tu vida.

El Diccionario de la Lengua Española define la sabiduría como “grado más alto del conocimiento”, una “conducta prudente en la vida o en los negocios” y un “conocimiento profundo en ciencias, letras o artes”.

Pero la sabiduría, en el sentido de Salomón, no es sólo conocimiento.

Es la diferencia entre leer acerca de un multimillonario y ser un millonario.

El conocimiento estriba en simplemente adquirir información. La sabiduría, en cambio, pasando por el entendimiento se expresa en la capacidad de discernir y evaluar verdades importantes y prácticas.

Y Jesús es el fundamento de la sabiduría.


Todo el que venga a mí y oiga mis palabras y las ponga en práctica, os diré que se parece al hombre aquel que al edificar una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre roca. Al sobrevenir una inundación, rompió el torrente contra esta casa, pero no pudo destruirla por estar bien asentada. Pero el que haya oído y no haya puesto en práctica, es semejante a un hombre que edificó su casa sobre tierra, sin cimientos, contra la que rompió el torrente y al instante se desplomó y fue grande la ruina de aquella casa.

Lucas 6:47–49.

Atención RDI, Una Noticia muy importante, para el Subsiguiente Domingo. 28 de Noviembre.