domingo, 7 de noviembre de 2010

Nacidos con un Propósito 3

YA SE VIENE NUESTRA PRÓXIMA CONFERENCIA


Nacidos con un Propósito 3

Un hombre sin propósito es como una barca sin timón – un soplo, un nadie, no es un hombre.

Thomas Carlyle


Si tu vida no la empuja un propósito, algo lo hará, pues la vida de cada uno de nosotros es conducida por algo.

La pregunta es: ¿Cuál es la fuerza que conduce tu vida?

Hay cientos de circunstancias, fuerzas, y emociones que pueden controlar la dirección de tu vida.

Dentro de las más comunes están:

1.- Mucha gente es dirigida por la culpa.

Las personas conducidas por la culpabilidad son manipuladas por sus memorias.

Acceden a que su pasado controle su presente y su futuro.

Es cierto que somos el resultado de nuestro pasado, pero no tenemos por qué ser sus prisioneros.

Afortunadamente El propósito de Dios no está limitado por tu pasado

2.- Mucha gente es conducida por el temor.

Es gente que se pierde de grandes oportunidades porque sienten miedo a arriesgarse.

El temor se puede convertir en una prisión en la que te encierras a ti mismo, y te impedirá llegar a ser lo que Dios tiene intenciones que seas.

3.- Mucha gente es guiada por el materialismo.

El deseo de adquirir se convierte en la única meta de sus vidas, es como una fuerza que los conduce a siempre querer tener más y más, y está basada en ideas erróneas que dicen que tener más me hará más feliz, más importante y más seguro; pero estas tres ideas son falsas.

La felicidad de una persona no depende (afortunadamente) del dinero que tenga, ni tu valor tampoco está determinado por lo valioso que sean tus posesiones, de hecho las cosas más valiosas de la vida ¡no son cosas!

4.- Mucha gente es conducida por la necesidad de ser aprobadas.

Es gente que basa sus decisiones según la opinión de sus padres o de sus cónyuges o de sus hijos o de sus maestros o de sus amigos, etc.

Desgraciadamente, los que se dejan llevar por la multitud, se han perdido en ella.

Siempre enseño claves de éxito, pero ahora te quiero enseñar una para fracasar: tratar de complacer a todo el mundo.

Existen muchas otras fuerzas que pueden conducir tu vida pero todas te llevan al mismo callejón sin salida: a un potencial desperdiciado, a un estrés innecesario y a una vida insatisfecha.

No hay nada más importante que conocer los propósitos de Dios para tu vida y no hay nada que pueda compensar el no saberlos, ni el éxito, ni la riqueza, ni la fama, ni el placer.

Te invito a conocer nuestra Congregación.